Aunque por lógica geográfica, Australia ha sido el primer país del mundo en celebrar el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, fue París el pasado domingo el escenario de la conmemoración del Armisticio de 1918, que puso punto y final a estos beligerantes años. Con una serie de eventos repletos de líderes mundiales la capital gala se vistió de largo, bajo el titular lanzado por la propia Unión Europea “Hemos sembrado juntos las semillas de la paz. La paz es algo precioso. Nunca hay que darla por sentada».
Los más de 70 mandatarios fueron recibidos por el ministro de exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, e inauguraron la agenda oficial frente al Arco del Triunfo, lugar elegido para la ceremonia. Macron como anfitrión, quiso dotar a la celebración de una dimensión pedagógica, por lo que jóvenes y escolares estuvieron presentes en el viaje que se realizó previamente durante una semana por los antiguos campos de batalla. El domingo, fueron también escolares quienes leyeron fragmentos escritos por héroes anónimos, exactamente 100 años antes. El protocolo galo también quiso hacer un guiño a Alemania y mientras se hacía la foto oficial, se pudo oír la zarabanda número 5 de Johan Sebastian Bach y el Bolero de Maurice Ravel, interpretado por la Orquesta de Jóvenes de la Unión Europea.
Por su parte, mientras los líderes europeos evocaban la unidad de todos los Estados Miembro y recordaban a los héroes caídos en combate, el presidente americano Donald Trump cancelaba su visita prevista al monumento de Belleau Wood, al norte de París, levantado en honor a los militares estadounidenses que perdieron la vida en la Primera Guerra Mundial. La Casa Blanca indicó que Trump había planeado ir allí en helicóptero pero que posteriormente se constataron las dificultades logísticas de tal viaje.