El Gobierno de la República Federal Alemana ha abandonado finalmente su oposición a los bonos comunes europeos como respuesta a la crisis económica generada por el desarrollo del COVID-19 a lo largo del continente.
La canciller de Alemania Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron han llegado a un acuerdo para la construcción de un fondo de recuperación de al menos 500.000 millones de euros para ayudar a los Estados Miembros más afectados a hacer frente a los efectos generados por la crisis sanitaria global.
Según el plan remitido a la Comisión, el fondo se financiaría en su totalidad con la deuda emitida por la Unión Europea sería respaldada por los 27 miembros, y el dinero sería distribuido y controlado evidentemente por la Comisión Europea que lo emitiría en forma de subvenciones como parte del presupuesto normal y cuya devolución se daría a largo plazo por la UE.
Si bien la propuesta presentada por Alemania y Francia ha sido acogida inicialmente con el beneplácito de la Comisión Europea, aun es necesario conseguir la aprobación del resto de los Estados Miembros de la UE, lo cual volverá a tensar las relaciones entre los 27. Es de esperar que Estados como Finlandia, Austria o los Países Bajos muestren una clara oposición, tal y como ya la mostraron tiempo atrás, y muestren por ello una fuerte posición en contra de su aprobación.
Tras el envío a Bruselas de la propuesta franco-alemana las reacciones de los principales líderes europeos no se ha hecho esperar, entre ellas, la del canciller austríaco, Sebastián Kurz, quien subrayó que su fuerte oposición a las subvenciones para los países afectados por el coronavirus no ha cambiado desde la última vez que se debatió en el Consejo Europeo.
Al mismo tiempo, el presidente Emmanuel Macron subrayó que «La crisis que estamos viviendo no tiene precedentes y requiere una respuesta eficiente, colectiva y sobre todo europea», por lo que catalogó el acuerdo como un gran avance y un importante paso adelante.